En el juego de la seducción hay que estar dispuesto a todo para ganar. Un auténtico seductor, lo sabe.
Velocidad, riesgo y adrenalina son parte de su ADN. Un aroma fresco, de espíritu joven y muy masculino con el cual atreverse a aceptar los retos y eliminar todas las barreras para dejarse embriagar por el auténtico poder de la seducción.